
El triángulo dramático de Karpman, propuesto por el psicólogo Stephen Karpman en 1968, es un modelo que describe cómo las personas pueden quedar atrapadas en roles disfuncionales durante conflictos o situaciones de estrés. Este triángulo consta de tres roles principales: Víctima, Perseguidor y Salvador. Aunque esta teoría fue inicialmente aplicada a las relaciones interpersonales y la psicoterapia, también puede observarse en la dinámica de los equipos de trabajo y la gestión empresarial.
Cuando los conflictos no se manejan adecuadamente, es común que surjan dinámicas tóxicas en los equipos, afectando la productividad, el bienestar de los empleados y el clima organizacional. En este artículo, exploraremos cómo el triángulo dramático afecta a las empresas, cómo identificar estos roles dentro de los equipos y qué hacer para romper este ciclo perjudicial.
Triángulo Dramático de Karpman en las Empresas
Los Tres Roles Clave del Triángulo Dramático en las Empresas
En el triángulo dramático, las personas tienden a ocupar uno de tres roles en situaciones conflictivas. Estos roles son:
1. El Salvador
El Rol Salvador es quien se siente obligado a «rescatar» a los demás, interviniendo en los problemas de otros, incluso cuando no se lo han solicitado. Si bien puede parecer una actitud positiva, el Salvador perpetúa la dinámica al asumir que la Víctima es incapaz de resolver sus propios problemas. En las empresas, este rol lo suelen adoptar personas que intervienen de manera innecesaria, impidiendo que los miembros del equipo asuman responsabilidad por sus acciones.
Ejemplo en el entorno empresarial:
Un colega que, al ver que otro miembro del equipo tiene dificultades, toma las riendas de la situación, asumiendo todas las responsabilidades en lugar de empoderar al compañero para que lo resuelva por sí mismo. Esto no solo genera dependencia, sino también resentimiento, ya que los demás sienten que se cuestionan sus habilidades.
2. El Perseguidor
El Rol Perseguidor adopta una actitud crítica y controladora. En el triángulo dramático, el Perseguidor culpa a otros de los problemas y tiende a imponer su poder de manera autoritaria, generando una atmósfera de miedo y tensión. En las empresas, este rol lo suelen desempeñar líderes o compañeros que ejercen presión y no toleran errores, dañando la moral del equipo.
Ejemplo en el entorno empresarial:
Un jefe que constantemente señala los errores de sus empleados de forma severa y los responsabiliza de los fallos, sin ofrecer apoyo o soluciones constructivas. La crítica constante genera frustración y desalienta la colaboración.
3. La Víctima
Este rol se caracteriza por una actitud de impotencia o indefensión. La Víctima siente que no tiene control sobre la situación y que sus problemas son culpa de otros o de las circunstancias. En el contexto de un equipo de trabajo, este rol puede ser representado por un empleado que se siente constantemente desbordado, maltratado o ignorado, y que no busca activamente soluciones.
Ejemplo en el entorno empresarial:
Un miembro del equipo que siempre se queja de que no tiene suficiente apoyo de su jefe o de que las cargas de trabajo son injustas, pero no toma medidas para comunicar o solucionar el problema. En lugar de soluciones, se queda atrapado en el papel de alguien que necesita ser rescatado.
En el triángulo dramático de Karpman, los equipos de trabajo quedan atrapados en un ciclo de roles disfuncionales que afectan la productividad y el bienestar. – Stephen Karpman
Cómo el Triángulo Dramático en las Empresas Perjudica a los Equipos de Trabajo
Las dinámicas del triángulo dramático crean un ciclo tóxico que afecta gravemente la colaboración y el bienestar dentro de las empresas. Los equipos que caen en esta trampa no solo ven mermada su productividad, sino que también experimentan un ambiente de estrés y conflicto que reduce la motivación y el compromiso.
1. Dependencia del Salvador
Cuando el Salvador interviene constantemente, priva a los demás de aprender y crecer. Los empleados se vuelven dependientes de esa persona para resolver sus problemas, lo que perpetúa una cultura de dependencia en lugar de fomentar la autonomía y el liderazgo compartido.
2. Clima Tóxico
El rol del Perseguidor genera miedo y resentimiento en el equipo. Los empleados no se sienten seguros para cometer errores o proponer ideas, lo que resulta en un ambiente de control y desconfianza.
3. Falta de Responsabilidad
Cuando los empleados se colocan en el rol de Víctimas , evitan asumir responsabilidad de sus acciones o decisiones. Esto genera una cultura de excusas , donde las personas no se sienten dueñas de su trabajo y dependen de que otros solucionen sus problemas.
Cuando los empleados adoptan el rol de Víctima, Perseguidor o Salvador, la responsabilidad individual se diluye y la colaboración se rompe. -Patrick Lencioni
Cómo Romper el Ciclo del Triángulo Dramático de Karpman en las Empresas
Para evitar que el triángulo dramático se enraíce en la cultura de la empresa, es fundamental reconocer cuándo se están adoptando estos roles y cómo cambiarlos por actitudes más saludables y productivas. Aquí te comparto algunas estrategias clave:
1. Empoderar en Lugar de Rescatar
Los Salvadores deben aprender a dar espacio para que los demás asuman sus responsabilidades y errores. En lugar de «rescatar» constantemente, los líderes y compañeros deben apoyar a los demás para que encuentren sus propias soluciones y desarrollen su capacidad de autogestión.
Estrategia:
Ofrecer coaching en lugar de tomar el control. El objetivo es guiar al equipo, no hacer el trabajo por ellos, y permitir que los empleados crezcan y se desarrollen en su rol.
2. Cambiar la Crítica por el Apoyo
Para salir del rol de Perseguidor, es fundamental que los líderes desarrollen un enfoque basado en el liderazgo colaborativo en lugar de la crítica constante. Esto no significa evitar la corrección, sino hacerlo de una manera que fomente el aprendizaje y la mejora continua.
Estrategia:
Incorporar procesos de evaluación y retroalimentación constructiva. Los líderes deben reconocer los logros de los empleados y, cuando haya errores, trabajar con ellos para encontrar áreas de mejora en lugar de culpar.
3. Fomentar la Responsabilidad Personal
Es esencial que cada miembro del equipo asuma responsabilidad por su trabajo y acciones. Para evitar el rol de Víctima, las empresas deben incentivar una cultura de empoderamiento. Esto implica ofrecer formación y herramientas para que los empleados aprendan a gestionar sus problemas y busquen soluciones proactivas.
Estrategia:
Promover el feedback constructivo en lugar de la queja constante. Los líderes deben fomentar un espacio donde los empleados puedan expresar dificultades, pero también trabajar juntos para encontrar soluciones.
Crear Equipos Saludables Rompiendo el Triángulo Dramático de Karpman en Las Empresas
El triángulo dramático de Karpman en las Empresas es una herramienta poderosa para identificar patrones tóxicos en las dinámicas de los equipos de trabajo. Al reconocer estos roles Víctima, Perseguidor y Salvador dentro de la empresa, los líderes pueden tomar medidas para romper el ciclo y promover una cultura laboral más saludable. Fomentar la responsabilidad personal, el liderazgo positivo y el empoderamiento en los equipos es clave para mejorar la productividad, el bienestar de los empleados y la efectividad organizacional.
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